El tránsito de la madurez. Trabajar, estudiar o enseñar, formalmente o no. El adulto mayor tiene un potencial clave para la comunidad.
Por Analía Reineri (Especial)
Una persona es “generativa” y “productiva” si trabaja, estudia, aprende, enseña. En suma, si hace cosas que le satisfacen a la vez que realiza un aporte social.
Implicarse en la vida cívica, colaborar con sus hijos en la crianza de sus nietos, estudiar y transmitir lo aprendido, entre muchas posibilidades, hacen que hoy, la vejez no esté necesariamente asociada a problemas, patologías y demanda de cuidados.
Según el Programa Nacional de Envejecimiento Activo y Salud del ministerio de Salud de la Nación (ProNEAS), en el mundo hay unos 600 millones de mayores de 60 años y, para 2025, se espera que esa cifra se duplique. Gran parte de esos adultos puede sentir que no sólo hacen algo por los demás, sino que están desarrollando su potencial.
Feliciano Villa Posadas es doctor en Psicología de la Universidad de Barcelona y visitó Córdoba para disertar sobre cómo vivir un envejecimiento positivo y activo. La conferencia fue organizada por el Centro de Promoción del Adulto Mayor (Cepram).
Villa Posadas asegura que transitar la madurez siendo “generativos” redunda en bienestar físico, psicológico y hasta arroja un saldo a favor en materia económica.
–¿Qué es el envejecimiento positivo?
–Es una forma de envejecer opuesta a la visión tradicional basada en el declive. Una forma de concebir el envejecimiento en el que tienen cabida la estabilidad y la ganancia.
Envejecer no implica perder. O no sólo lo implica, aunque a veces pueda haber pérdidas. También hay posibilidades y se trata de poner el foco en las potencialidades de los mayores. En diálogo con La Voz del Interior , Villa Posadas destacó la necesidad de desarrollar este modelo en ámbitos públicos y privados.
–¿Quiénes deben poner el foco?
–En primer lugar, los propios mayores. Después, los profesionales que nos dedicamos a los mayores y las instituciones: los que definen las políticas para adultos y las organizaciones de la sociedad civil.
–¿Qué tipo de actividades son recomendadas para envejecer positivamente?
–La formación en diversos saberes en un centro de adultos que dé a los mayores la posibilidad de aprender cosas nuevas y crecer. Luego, se trata de diseñar contextos que permitan a las personas que quieren seguir contribuyendo puedan hacer tareas de voluntariado por ejemplo.
–¿Cómo se revierte la matriz cultural que ve a los ancianos como seres demandantes?
–Creo que se está revirtiendo. Hay que subrayar aquellos ejemplos –y hay muchos– que desmienten esta imagen de las personas mayores como receptoras de ayuda, en riesgo, dependientes. Obviamente, eso existe: hay mayores que requieren ayuda pero también existen otras cosas de las que se hablan menos. Yo no conozco la realidad argentina, pero también es necesario desmitificar que los jóvenes se desentienden de los ancianos y los llevan a un geriátrico. En España eso es falso: gente mayor de 65 años que viva en un hogar de retiro no llega ni al 3 por ciento, porque además son muy costosos. Lo usual es que la familia los integre.
–¿Qué significa generatividad?
–Es una manera de ver el envejecimiento positivo. Implica, por una parte, crecer personalmente, experimentar ganancias individuales y, al mismo tiempo contribuir con los demás. El envejecimiento activo o generativo está asociado a mayor longevidad, mejoras en el estado de salud, impacto emocional positivo y aumento de la satisfacción con la vida. En lo social, conocen nuevas personas, incrementan sus redes sociales y, en un nivel más elevado, sube el capital social de la comunidad.
–¿Cuándo comenzamos a envejecer?
–Como etapa de la vida se vincula a la jubilación, a dejar la actividad productiva remunerada para pasar a una situación que tradicionalmente era inactiva o de descanso. Está muy bien descansar, pero pasarse 25 años descansado es un poco excesivo. Como sociedad no nos podemos permitir que se derroche todo ese caudal de conocimiento que los mayores tienen. Es un doble juego: a los mayores les interesa aportar y a las comunidades les sirve ese aporte.
–¿Es recomendable que haya espacios exclusivos para adultos mayores?
–Todavía tienen sentido actividades sólo para mayores, porque se parte de una situación en la que no han sido muy reconocidos y es necesario focalizar sólo en ellos. El futuro debe tender a una interrelación. Espacios donde puedan convivir las diferentes generaciones, hoy separadas en nichos diferentes: niños en escuelas, los de mediana edad en sus trabajos y los mayores en centros de jubilados o parques. La idea de los mayores como participantes activos en sus comunidades es algo que promueve la Organización de las Naciones Unidas (ONU) desde hace años. De hecho, la declaración de Madrid del año 2002 en la Segunda Asamblea Mundial del Envejecimiento enfatiza el fomento de la participación de los mayores. Obviamente, son cuestiones que se plantean cuando están cubiertas las necesidades básicas. Cada persona debe buscar su espacio y hacer aquello que le satisfaga. Una de las cosas buena de la vejez es que uno tiene menos compromisos y puede hacer lo que quiera. Si alguien quiere, incluso, quedarse viendo televisión en su casa porque eso es lo que desea, me parece estupendo. Pero sí deberíamos procurar que quien quiera participar, tenga un espacio y esté informado sobre cómo hacerlo.
Generatividad
Lo habitual es hablar de enfermedades degenerativas crónicas propias de este período y asociar la edad con el deterioro físico o emocional.
Sin embargo, hay personas que viven el mayor momento de generatividad o de consolidación de los logros vinculados con ese proceso luego de la jubilación y promoverla es una estrategia para impulsar una vida saludable. A veces no necesariamente se trata de crear, sino de mantener o de mejorar lo que se ha creado.
¿Hay un rol?
Estos adultos mayores concilian la vida laboral y hasta familiar de la generación intermedia.
“Lo que tratamos de desentrañar es hasta qué punto esto es una actividad generativa o cuándo se convierte en algo que coarta el desarrollo de estas personas. Cuando lo hacen mayores relativamente jóvenes y sanos porque desean hacerlo, puede ser algo que de sentido a la vida de los abuelos.
Si no, no”. Según el experto, los adultos mayores hacen un aporte a la economía. No sólo son consumidores de recursos de la seguridad social, de medicamentos y de pensiones. “¿Cuánto vale en términos de mercado cuidar a sus nietos o a otras personas dependientes como sus cónyuges? ¿Por qué no cuantificar económicamente las tareas de voluntariado?”, fueron las preguntas que se hizo el especialista al respecto.
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