Por SILVIA GASCON
Directora de la Maestría en Gerontología de la Universidad ISALUD
El envejecimiento es un fenómeno poblacional e individual. Las poblaciones envejecen cuando aumenta la proporción de personas mayores sobre los jóvenes. Hace tiempo que la Argentina ha iniciado este proceso de envejecimiento poblacional. Lo que ocurre ahora es que este proceso además se ha iniciado desde la cúspide de la pirámide de edades: se ha incrementado la proporción de personas de 80 años y 90 años sobre el conjunto de la población, debido al aumento de la esperanza de vida.
Y esto tiene que ver con el envejecimiento individual, las personas viven más años.
Por supuesto que la longevidad es considerada como un éxito de las sociedades. Sin embargo, aunque nadie quiere morir, tampoco casi nadie acepta envejecer.
Quizás este sea el dilema del nuevo siglo.
No todas las personas envejecen de la misma manera y estas diferencias no provienen del azar. Existen factores que determinan las formas de envejecer: los ingresos, el género, la actividad laboral, las redes de apoyo social y factores genéticos, entre otros.
La cuestión entonces es cómo envejecer bien, activos, competentes, saludables, incluidos.
CLAVES
Una buena alimentación, actividad física adecuada, el consumo reducido de alcohol y tabaco son claves indispensables de un buen envejecer. De lo que menos se habla es de los factores afectivos, de personalidad y sociales.
El aislamiento, la depresión o la tristeza, el insomnio, los problemas de memoria. El cansancio, el aburrimiento, el stress, las ganas de no hacer nada, de no salir, el desapego con “los otros” suelen ser síntomas con los que se convive en la vejez y que pueden incrementarse a medida que los años pasan. Son síntomas de una forma de envejecer no deseada.
Pero hay buenas noticias, es posible modificar conductas, aprender a envejecer. Hay investigaciones realizadas en Europa, EEUU y en Argentina incluso, de las que podemos extraer algunas conclusiones.
Los que viven más años y mejor se perciben a sí mismos con buena salud, aunque tengan dos o más enfermedades. Porque , la autoestima, la autopercepción positiva y la satisfacción con la propia vida, ayuda. Envejecen mejor y viven más años quienes tienen amigos, practican alguna actividad placentera y tienen algún proyecto entre manos.
El autocuidado es físico, pero también psicológico y social. Poner la mira en los vínculos, hacer nuevos amigos, lograr pactos de reciprocidad con las familias, genera emociones positivas que se asocian a una mejor calidad de vida.
La memoria puede ser entrenada y recuperada, la capacidad de enfrentar el stress puede ser desarrollada y es otro predictor de buen envejecer.
Cómo llegamos depende también de nosotros. No sólo se trata de vivir más años, sino de ponerle vida a esos años.
Y cuando los problemas avanzan y las necesidades de ayuda apremian, los sistemas sociales y de salud deben ofrecer las respuestas adecuadas, para que también en esta etapa del ciclo de vital se pueda envejecer con dignidad y respeto a los derechos, que son vitalicios.
El individuo, la sociedad y las políticas públicas pueden influir de distintas maneras para lograr un envejecimiento activo y saludable, antes o después de los 90 años.
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