Hacia una Europa para todas las edades
1) OBJETIVO
Sensibilizar y fomentar en mayor
medida la acción sobre las implicaciones del envejecimiento de la población en
todos los niveles. Proponer una estrategia que incluya medidas políticas
eficaces, basada en el fortalecimiento de la cooperación entre todos los
actores y en la solidaridad y la equidad entre las generaciones.
2) MEDIDA COMUNITARIA
Comunicación de la Comisión, de 21 de mayo de
1999: Hacia una Europa para todas las edades - Fomentar la prosperidad y
la solidaridad entre las generaciones.
3) CONTENIDO
La comunicación constituye la
contribución de la Comisión Europea al Año internacional de las personas de
edad de las Naciones Unidas (1999) y tiene por objeto estimular el debate con
los Estados miembros y de éstos entre sí.
Más allá de la adopción de esta
comunicación, la Comisión apoya también una serie de estudios y conferencias
sobre diversos aspectos del envejecimiento activo para ayudar a los Estados
miembros en su búsqueda de buenas estrategias, en el marco del Año
internacional de las personas de edad, que se celebra en 1999.
Entre 1960 y 1995 la esperanza
media de vida media de los ciudadanos de la Unión Europea aumentó en 8 años
para los hombres y en 7 años para las mujeres. Este aumento de la esperanza de
vida, combinado con el descenso de la fecundidad, hará que el fenómeno del
envejecimiento demográfico sea especialmente inquietante en el siglo XXI.
La comunicación presenta los retos
que plantea a nuestra sociedad el envejecimiento de la población.
- El proceso de envejecimiento y la oferta de
mano de obra
En los próximos 20 años se
producirán cambios considerables en la contribución de los diversos grupos de
edad. Entre 1995 y 2015 el grupo de edad 20-29 descenderá en 11 millones (- 20%),
mientras que el grupo de edad 50-64 aumentará en 16,5 millones (+ 25%).
En vista de estas previsiones, es
necesario hacer hincapié en la cuestión de la edad en la gestión de los
recursos humanos, elemento que hasta ahora se ha descuidado. Eso supone también
una revisión de las políticas que fomentan la salida precoz del mercado
laboral, en lugar de promover la formación permanente y las nuevas salidas.
- Presión ejercida por el aumento del número de
pensionistas y la disminución de la población en edad de trabajar sobre los
regímenes de jubilación y el presupuesto público
Durante los 20 próximos años el
número de personas que ha superando la edad normal de la jubilación (es decir,
los 65 años) aumentará en 17 millones. Dentro de este grupo, el número de
personas muy mayores (+ de 80 años) aumentará en 5,5 millones.
La equidad entre las generaciones
exige que se conceda aún más importancia a la viabilidad a largo plazo de las
finanzas públicas. Debe asegurarse una base más amplia para los sistemas de protección
social mediante un aumento del índice de empleo de las personas en edad de
trabajar. Los regímenes de jubilación deben ser menos sensibles a los cambios
demográficos.
- Aumento de las necesidades de asistencia
sanitaria de las personas de edad
El fuerte aumento de las personas
muy mayores necesitadas de cuidados ejercerá una presión cada vez mayor sobre
los sistemas de asistencia oficiales, que deberán adaptarse a la nueva
situación. De manera paralela, deberán formularse políticas encaminadas a limitar
el aumento del número de personas de edad dependientes mediante la promoción de
un envejecimiento sano, la prevención de los accidentes y la rehabilitación
necesaria tras una enfermedad.
- Desarrollo de la diversidad de los recursos y
las necesidades de los ancianos
Las diferencias de situación
familiar, alojamiento, educación y estado de salud, así como de rentas y
patrimonio son un factor determinante para la calidad de la vida de las
personas de edad. Hoy día, la gran mayoría de ellos vive en buenas condiciones.
Sin embargo, el hecho de que la mayoría disfrute de mejores condiciones de vida
que antes no debe hacer olvidar el riesgo permanente de exclusión social y
pobreza relacionado con la edad.
Es por tanto fundamental aplicar
políticas que tengan en cuenta en mayor medida la diversidad de las situaciones
sociales de las personas de edad, que movilicen mejor los recursos en favor de
un mayor número de personas mayores y que combatan más eficazmente los riesgos
de exclusión social durante la vejez.
- Diferencias entre mujeres y hombres
El problema de la desigualdad entre
los sexos se plantea también de manera especial en el ámbito de la protección
social. En la actualidad casi dos tercios de los mayores de 65 años son
mujeres. La escasa representación que tradicionalmente han tenido las mujeres
en el mercado de trabajo, los regímenes de protección social basados en el
modelo del hombre como responsable del sustento de la familia y la diferente
esperanza de vida de mujeres y hombres han hecho que las pensiones pagadas a
muchas mujeres de edad sean en gran medida insuficientes.
Ante el alcance de los problemas
vinculados al envejecimiento de la población de los Estados miembros, la
Comisión presenta una serie de conclusiones políticas.
Estrategia europea para el empleo
En el marco de la estrategia
europea para el empleo, la Unión Europea decidió combatir el desempleo y
aumentar de manera importante y duradera la tasa de empleo en Europa. Como se
conoce, la escasa tasa de empleo existente entre los trabajadores de edad es un
factor importante, por lo que se ha instado a los Estados miembros a:
- prolongar la participación de los trabajadores en el mercado laboral;
- fomentar la formación permanente;
- aumentar la flexibilidad laboral (recurso al trabajo a tiempo parcial);
- modificar los regímenes impositivos y de deducción de las prestaciones sociales;
- mejorar los incentivos al empleo y a la formación.
La estrategia destaca el papel que,
al efecto, pueden desempeñar los interlocutores sociales, a quienes la Comisión
insta a reflexionar sobre cómo integrar la cuestión del envejecimiento de la
población en la gestión de los recursos humanos.
Iniciativas en materia de protección social
En su programa de trabajo para 1999
la Comisión se comprometió a presentar iniciativas tendentes a modernizar y
mejorar la protección social.
A tal efecto, la Comisión podría
presentar una comunicación sobre la protección social, en la que se propondría
un nuevo proceso de cooperación entre la Comisión y los Estados miembros en
este ámbito. Entre las cuestiones que deben tenerse en cuenta, figura la
identificación del modo de invertir la tendencia a jubilarse anticipadamente,
el planteamiento de la posibilidad de establecer nuevas formas de jubilación
gradual y la mejora y el aumento de la flexibilidad de los regímenes de
jubilación.
Iniciativas en los ámbitos de la salud y de la
investigación médica
En el 5º programa marco de
investigación comunitario, la Comisión prestará especial atención a las
investigaciones médicas y sociales relacionadas con el envejecimiento. Esta
acción incluirá un amplio abanico de actividades de investigación fundamental,
médica, tecnológica y social, entre otras.
Los aspectos sanitarios del
envejecimiento ocupan también un lugar central en los preparativos de nuevos
instrumentos comunitarios en el ámbito de la salud pública.
Además la Comisión apoyará a los
Estados miembros en sus esfuerzos por dar respuestas apropiadas a los problemas
que el envejecimiento de la población plantea en materia de salud y de
asistencia, y procederá, al efecto, a analizar el funcionamiento de los
distintos sistemas nacionales.
Lucha contra la discriminación y la exclusión
social
En su programa de acción social
1998-2000, la Comisión se comprometió a presentar propuestas basadas en el
artículo 13 del Tratado (modificado por el Tratado de Amsterdam), que tengan
por objeto la lucha contra la discriminación en el lugar de trabajo, entre
otras cosas, por motivo de la edad.
En dicho programa, la Comisión
expone también su intención de estudiar la posibilidad de elaborar nuevos
programas de acción comunitarios basados en los artículos 13, 129 y 137 del
Tratado que pudieran permitir proteger a las personas de edad contra las
discriminaciones, el desempleo y la exclusión social.
La amplitud de los cambios
demográficos que se perfilan en el siglo XXI obligará a la Unión Europea a
reconsiderar y modificar sus prácticas y a reformar aquellas de sus
instituciones que se hayan quedado obsoletas.
La instauración de una sociedad
activa para todas las edades requiere una estrategia que permita a los ancianos
seguir participando en la vida activa y social y los anime a hacerlo. El número
cada vez mayor de personas jubiladas constituye una riqueza infraexplotada de
experiencia y talento. Dichas personas han dado también lugar a la aparición de
nuevas necesidades a las que deben responder las empresas, las autoridades
públicas y las organizaciones no gubernamentales.
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