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martes, 11 de junio de 2013

Hacia una Europa para todas las edades. Envejecimiento Activo


Hacia una Europa para todas las edades




1) OBJETIVO


Sensibilizar y fomentar en mayor medida la acción sobre las implicaciones del envejecimiento de la población en todos los niveles. Proponer una estrategia que incluya medidas políticas eficaces, basada en el fortalecimiento de la cooperación entre todos los actores y en la solidaridad y la equidad entre las generaciones.

2) MEDIDA COMUNITARIA


Comunicación de la Comisión, de 21 de mayo de 1999: Hacia una Europa para todas las edades - Fomentar la prosperidad y la solidaridad entre las generaciones.

3) CONTENIDO


La comunicación constituye la contribución de la Comisión Europea al Año internacional de las personas de edad de las Naciones Unidas (1999) y tiene por objeto estimular el debate con los Estados miembros y de éstos entre sí.

Más allá de la adopción de esta comunicación, la Comisión apoya también una serie de estudios y conferencias sobre diversos aspectos del envejecimiento activo para ayudar a los Estados miembros en su búsqueda de buenas estrategias, en el marco del Año internacional de las personas de edad, que se celebra en 1999.

Entre 1960 y 1995 la esperanza media de vida media de los ciudadanos de la Unión Europea aumentó en 8 años para los hombres y en 7 años para las mujeres. Este aumento de la esperanza de vida, combinado con el descenso de la fecundidad, hará que el fenómeno del envejecimiento demográfico sea especialmente inquietante en el siglo XXI.

La comunicación presenta los retos que plantea a nuestra sociedad el envejecimiento de la población.

- El proceso de envejecimiento y la oferta de mano de obra

En los próximos 20 años se producirán cambios considerables en la contribución de los diversos grupos de edad. Entre 1995 y 2015 el grupo de edad 20-29 descenderá en 11 millones (- 20%), mientras que el grupo de edad 50-64 aumentará en 16,5 millones (+ 25%).

En vista de estas previsiones, es necesario hacer hincapié en la cuestión de la edad en la gestión de los recursos humanos, elemento que hasta ahora se ha descuidado. Eso supone también una revisión de las políticas que fomentan la salida precoz del mercado laboral, en lugar de promover la formación permanente y las nuevas salidas.

- Presión ejercida por el aumento del número de pensionistas y la disminución de la población en edad de trabajar sobre los regímenes de jubilación y el presupuesto público

Durante los 20 próximos años el número de personas que ha superando la edad normal de la jubilación (es decir, los 65 años) aumentará en 17 millones. Dentro de este grupo, el número de personas muy mayores (+ de 80 años) aumentará en 5,5 millones.

La equidad entre las generaciones exige que se conceda aún más importancia a la viabilidad a largo plazo de las finanzas públicas. Debe asegurarse una base más amplia para los sistemas de protección social mediante un aumento del índice de empleo de las personas en edad de trabajar. Los regímenes de jubilación deben ser menos sensibles a los cambios demográficos.

- Aumento de las necesidades de asistencia sanitaria de las personas de edad

El fuerte aumento de las personas muy mayores necesitadas de cuidados ejercerá una presión cada vez mayor sobre los sistemas de asistencia oficiales, que deberán adaptarse a la nueva situación. De manera paralela, deberán formularse políticas encaminadas a limitar el aumento del número de personas de edad dependientes mediante la promoción de un envejecimiento sano, la prevención de los accidentes y la rehabilitación necesaria tras una enfermedad.

- Desarrollo de la diversidad de los recursos y las necesidades de los ancianos

Las diferencias de situación familiar, alojamiento, educación y estado de salud, así como de rentas y patrimonio son un factor determinante para la calidad de la vida de las personas de edad. Hoy día, la gran mayoría de ellos vive en buenas condiciones. Sin embargo, el hecho de que la mayoría disfrute de mejores condiciones de vida que antes no debe hacer olvidar el riesgo permanente de exclusión social y pobreza relacionado con la edad.

Es por tanto fundamental aplicar políticas que tengan en cuenta en mayor medida la diversidad de las situaciones sociales de las personas de edad, que movilicen mejor los recursos en favor de un mayor número de personas mayores y que combatan más eficazmente los riesgos de exclusión social durante la vejez.

- Diferencias entre mujeres y hombres

El problema de la desigualdad entre los sexos se plantea también de manera especial en el ámbito de la protección social. En la actualidad casi dos tercios de los mayores de 65 años son mujeres. La escasa representación que tradicionalmente han tenido las mujeres en el mercado de trabajo, los regímenes de protección social basados en el modelo del hombre como responsable del sustento de la familia y la diferente esperanza de vida de mujeres y hombres han hecho que las pensiones pagadas a muchas mujeres de edad sean en gran medida insuficientes.

Ante el alcance de los problemas vinculados al envejecimiento de la población de los Estados miembros, la Comisión presenta una serie de conclusiones políticas.

Estrategia europea para el empleo

En el marco de la estrategia europea para el empleo, la Unión Europea decidió combatir el desempleo y aumentar de manera importante y duradera la tasa de empleo en Europa. Como se conoce, la escasa tasa de empleo existente entre los trabajadores de edad es un factor importante, por lo que se ha instado a los Estados miembros a:

  • prolongar la participación de los trabajadores en el mercado laboral;
  • fomentar la formación permanente;
  • aumentar la flexibilidad laboral (recurso al trabajo a tiempo parcial);
  • modificar los regímenes impositivos y de deducción de las prestaciones sociales;
  • mejorar los incentivos al empleo y a la formación.

La estrategia destaca el papel que, al efecto, pueden desempeñar los interlocutores sociales, a quienes la Comisión insta a reflexionar sobre cómo integrar la cuestión del envejecimiento de la población en la gestión de los recursos humanos.

Iniciativas en materia de protección social

En su programa de trabajo para 1999 la Comisión se comprometió a presentar iniciativas tendentes a modernizar y mejorar la protección social.

A tal efecto, la Comisión podría presentar una comunicación sobre la protección social, en la que se propondría un nuevo proceso de cooperación entre la Comisión y los Estados miembros en este ámbito. Entre las cuestiones que deben tenerse en cuenta, figura la identificación del modo de invertir la tendencia a jubilarse anticipadamente, el planteamiento de la posibilidad de establecer nuevas formas de jubilación gradual y la mejora y el aumento de la flexibilidad de los regímenes de jubilación.

Iniciativas en los ámbitos de la salud y de la investigación médica

En el 5º programa marco de investigación comunitario, la Comisión prestará especial atención a las investigaciones médicas y sociales relacionadas con el envejecimiento. Esta acción incluirá un amplio abanico de actividades de investigación fundamental, médica, tecnológica y social, entre otras.

Los aspectos sanitarios del envejecimiento ocupan también un lugar central en los preparativos de nuevos instrumentos comunitarios en el ámbito de la salud pública.

Además la Comisión apoyará a los Estados miembros en sus esfuerzos por dar respuestas apropiadas a los problemas que el envejecimiento de la población plantea en materia de salud y de asistencia, y procederá, al efecto, a analizar el funcionamiento de los distintos sistemas nacionales.

Lucha contra la discriminación y la exclusión social

En su programa de acción social 1998-2000, la Comisión se comprometió a presentar propuestas basadas en el artículo 13 del Tratado (modificado por el Tratado de Amsterdam), que tengan por objeto la lucha contra la discriminación en el lugar de trabajo, entre otras cosas, por motivo de la edad.

En dicho programa, la Comisión expone también su intención de estudiar la posibilidad de elaborar nuevos programas de acción comunitarios basados en los artículos 13, 129 y 137 del Tratado que pudieran permitir proteger a las personas de edad contra las discriminaciones, el desempleo y la exclusión social.

La amplitud de los cambios demográficos que se perfilan en el siglo XXI obligará a la Unión Europea a reconsiderar y modificar sus prácticas y a reformar aquellas de sus instituciones que se hayan quedado obsoletas.

La instauración de una sociedad activa para todas las edades requiere una estrategia que permita a los ancianos seguir participando en la vida activa y social y los anime a hacerlo. El número cada vez mayor de personas jubiladas constituye una riqueza infraexplotada de experiencia y talento. Dichas personas han dado también lugar a la aparición de nuevas necesidades a las que deben responder las empresas, las autoridades públicas y las organizaciones no gubernamentales.

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