Blog sobre Envejecimiento Activo, Personas Mayores y Políticas encaminadas al establecimiento de una sociedad para todas las edades. Soy Miguel Ángel Reche, psicólogo experto en Envejecimiento Activo, asesor, formador y gestor de proyectos. Coordinador Técnico de la D. G. de Personas Mayores en la planificación, investigación, gestión de equipos y redacción del Libro Blanco del envejecimiento activo. Si estás interesado/a en mis servicios puedes contactar conmigo: reche2@yahoo.es y 655090215
martes, 20 de agosto de 2013
PARTICIPACIÓN, CONTRIBUCIÓN E INNOVACIÓN ASOCIADAS AL ENVEJECIMIENTO ACTIVO. Libro Blanco del Envejecimiento Activo de Andalucía
Nos tenemos que preguntar ¿Por qué la participación es tan importante en el marco del envejecimiento activo? Porque envejecemos mejor si tomamos parte de forma activa en nuestro propio proceso de envejecimiento, implicándonos en la toma de decisiones que va a afectar cómo envejecemos, aportando lo que podamos -ideas, tiempo, experiencia, capacidades, críticas, etcétera- para mejorar nuestro envejecimiento y el del resto de conciudadanos. Participación y contribución al envejecimiento van aquí de la mano.
Tiene poco sentido hablar de una participación exclusiva de personas mayores para personas mayores y con personas mayores; es más apropiado fomentar la participación social a todas las edades y entre todas las edades para contribuir al buen envejecimiento de todas las personas a lo largo de nuestras vidas.
Por otro lado, ni hay una única manera de envejecer activamente ni todas las personas sabemos, podemos y queremos participar del mismo modo. Además, la participación a la que nos referimos es preventiva porque nos permite aumentar nuestras posibilidades de envejecer de forma saludable.
La implantación del envejecimiento activo en Andalucía también nos exige innovar, en alguna medida, nuestras actuales formas de envejecer, de mirar el envejecimiento y de aprovechar el envejecimiento como reto y oportunidad para el desarrollo más humano, equilibrado y sostenible de nuestra Comunidad Autónoma.
Después de este breve introducción, que nos da una idea, a grandes rasgos, de lo que en esta parte del Libro Blanco se detalla, pasamos a hacer una exposición de las reflexiones más destacadas y que nos parece oportuno resaltar:
1º.- Entender el envejecimiento activo como un proceso que sucede a lo largo de todo el curso vital. Ésto nos obliga a considerar la diversidad del mismo. Asimismo, hay que tener en cuenta que hombres y mujeres envejecemos de modo distinto en muchos aspectos.
2º.- Todos y todas, hombres y mujeres, debemos participar para envejecer mejor. Hablar de envejecimiento activo aludiendo más a las personas mayores, como solemos hacer en la actualidad, tiene que ser tan sólo una práctica transitoria: la clave para hacer del envejecimiento activo una oportunidad de desarrollo y bienestar está en incluir a toda la población andaluza en los esfuerzos para promover esta forma de envejecer.
3º.- La participación es un derecho a lo largo de toda la vida. Más allá del reconocimiento legal, el derecho a la participación requiere ser reconocido, respetado y requerido por la sociedad. Habría que conseguir un visible reconocimiento público del valor de la participación. Asimismo, no se puede ignorar cuando la dependencia eclipsa parte de nuestra autonomía personal.
4º.- Cualquier esfuerzo de fomento de la participación social debe tener en cuenta los deseos, capacidades y preferencias en el uso del tiempo de quienes participan y adaptar los recursos a las demandas de participación realmente existentes a lo largo de toda la vida.
5º.- Envejecer en positivo, de forma activa y participando en la sociedad es bueno tanto para quien envejece como para la sociedad misma. La contribución que realizan las personas mayores al bienestar y a la economía de la sociedad en la prestación de cuidados es muy importante. Las familias y la sociedad deben entender que si hay personas mayores que actúan de cuidadoras es porque quieren realizar ese trabajo y no porque tengan la obligación de hacerlo. Por otro lado, el voluntariado es una práctica social, útil y necesaria, que ahorra muchos gastos a la sociedad, en un marco de acción ético que hace posible que se sirva a los demás de forma desinteresada.
6º.- Los Centros de Día y las Pequeñas y Medianas Asociaciones (PYMAs) de personas mayores son dos importantes recursos con los que contamos para impulsar el envejecimiento activo.
7º.- Una adecuada preparación para el envejecimiento activo, a lo largo de toda la vida, pero especialmente cuando se va aproximando la edad de jubilación, puede repercutir muy positivamente en los niveles de participación de los ciudadanos y en la mejora de su realización personal.
8º.- Riesgos del envejecimiento activo: estrés y exclusión. A efectos de la participación, un envejecimiento activo mal entendido puede tener dos riesgos. Por un lado, confundirlo con hacer muchas cosas, lo cual puede llevar a sufrir ciertos niveles de estrés poco saludables. Por otro lado, está el riesgo de etiquetar negativamente, menospreciar y hasta excluir otros estilos de vida menos dinámicos, que no se ajusten a lo recomendado desde el marco del envejecimiento activo. El envejecimiento activo es activo porque propone que las personas actúen para mejorar su forma de envejecer. Nadie puede envejecer activamente si no lo desea, si no pone de su parte, si no se implica.
9º.- Las políticas de envejecimiento activo no han de ver a las personas mayores como un problema a resolver sino como parte de la solución a los retos generados por el envejecimiento demográfico. La visión generalizada de la persona mayor como improductiva tiene que ir desapareciendo.
10º.- Algunas de las personas mayores que han terminado su ciclo laboral están en disposición de formar o asesorar a personas más jóvenes, contribuyendo, por ejemplo, a conservar oficios artesanales u otras actividades en vías de desaparición. Asimismo, también las personas profesionales cualificadas, jubiladas y prejubiladas, pueden ofrecer de forma altruista su experiencia asesorando a otras personas menos favorecidas, como desempleados, mujeres con escasa formación e inmigrantes.
11º.- El envejecimiento activo, motor para la innovación: Nunca antes envejecer había sido posible para tantas personas; ahora tratamos de que ese envejecer vaya acompañado de bienestar general para todas las personas y todas las comunidades, a lo largo de toda la vida. Necesitamos difundir el mensaje de que envejecer de modo activo, con sus pros y sus contras, es un desafío y una oportunidad al alcance de todos y todas, no sólo de las personas de más edad.
12º.- La intergeneracionalidad, parte fundamental de la innovación. El envejecimiento activo necesita de la colaboración de todos, por encima de los habituales criterios de agrupamiento social: edad, sexo, hábitat, nivel de estudios, clase social o etnia. La intergeneracionalidad nos plantea precisamente que el contacto, el intercambio y la solidaridad entre todas las generaciones tienen resultados positivos a la hora de envejecer de forma activa.
13º.- Entre otras razones, la participación y la contribución en el envejecimiento activo serán innovadoras si no son discriminatorias y se plantean de abajo arriba, es decir, desde las personas mayores y no de modo paternalista –participar porque alguien lo autoriza-, dirigista –participar porque alguien así lo ordena-, o como concesión a las personas mayores –participar por participar- sino como su derecho -participar para conseguir un fin establecido por las propias personas mayores-. Al mismo tiempo, hablar del derecho a participar y contribuir obliga a referirse también al capítulo de los deberes: tenemos que plantear cuáles son los deberes asociados al envejecimiento activo de modo que, a ese derecho vaya unido el deber de aprovechar las oportunidades de ejercerlo y el compromiso de buscar con ello el mayor bien común posible.
Las recomendaciones que consideramos más interesante destacar serían:
1º. Apoyar a las personas para que asuman los cambios por los que van pasando a largo de la vida y motivarles para que elaboren, según sus preferencias y capacidades, sus propios planes de participación, de uso del tiempo y de realización personal.
2º. Difundir los beneficios de la participación y seguir fomentando una participación de amplio espectro, en todas las edades, respetando a quienes libremente decidan participar poco o nada.
3º. Favorecer la participación tanto de las personas que viven solas como de las que están aisladas, sobre todo si se trata de personas de edad avanzada y residen en zonas rurales. Asimismo asegurar la participación general de las personas en situación de dependecia a lo largo de toda la vida, en función de su estado y posibilidades, tanto en las actividades que puedan realizar como en la toma de decisiones sobre los temas que les afecten.
4º. Revalorizar el papel de las mujeres en los distintos escenarios de participación y seguir trabajando por la igualdad de género conforme se envejece.
5º. Facilitar, multiplicar y agilizar los recursos institucionales disponibles para que los Centros de Día y las Pequeñas y Medianas Asociaciones (PYMAs) de Personas Mayores sigan fomentando la participación de personas de todas las edades adaptada a las demandas de las presentes y futuras generaciones de personas mayores.
6º. Incrementar las experiencias, programas y espacios de intercambio intergeneracional e intercultural dirigidos a atender a las personas más vulnerables a medida que envejecen. Asimismo, proponer y ejecutar nuevas formas de mejorar las relaciones intergeneracionales en el ámbito familiar, en el comunitario y en los distintos espacios productivos.
7º. Realizar campañas de sensibilización que transmitan mensajes motivadores para la participación activa y que fomenten la cooperación, a lo largo de toda la vida, entre las personas y las comunidades y destacar la importancia que tiene prepararse para la vejez según el proyecto vital de cada persona.
8º. Mejorar las medidas de conciliación de la vida laboral y familiar para que las personas cuidadoras puedan envejecer de modo activo.
9º. Implicar a las personas con experiencia de trabajo en cualquier sector para que, a medida que envejecen, contribuyan a la inserción laboral de otras personas.
10º. Realizar estudios sobre los obstáculos que dificultan que las personas puedan contribuir en sus entornos, en su comunidad y en la sociedad a medida que envejecen, y proponer soluciones para eliminar dichos obstáculos.
11º. Invitar a todos los organismos, entidades y profesionales que estén realizando experiencias de envejecimiento activo o que puedan contribuir al desarrollo de las mismas a innovar y mejorar esas experiencias.
12º. Conectar de modo transversal los esfuerzos y los recursos al servicio de las diferentes políticas y órganos de las Administraciones Públicas encaminados a dar una respuesta prioritaria a los retos que plantea el envejecimiento activo en Andalucía.
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