Los cromosomas se fortalecieron a medida que los hábitos cotidianos mejoraron, pero el número de participantes en el proyecto fue pequeño
http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/news/fullstory_140798.html#.UkF1HStUskI.facebook (*estas noticias no estarán disponibles después del 12/17/2013)
Traducido del inglés: miércoles, 18 de septiembre, 2013
"Quizás podamos revertir el envejecimiento a nivel celular", planteó Ornish, un autor de grandes éxitos de ventas que propugna por un método fundamentado en el estilo de vida para mejorar la salud y combatir la enfermedad. "Nuestros cuerpos son mucho más dinámicos de lo que pensábamos y mientras más cambia uno a cualquier edad más puede mejorar".
- Una dieta adecuada. La adopción de una dieta de comida integral de origen vegetal que fuera baja en grasa y en carbohidratos procesados.
- Ejercicio moderado. Caminatas de treinta minutos seis días a la semana.
- La gestión del estrés. Participación en meditación, yoga y otras técnicas de relajación durante una hora al día.
- El respaldo social. Asistencia a una reunión de una hora de duración en un grupo de apoyo una vez por semana.
Los investigadores tomaron muestras de sangre y midieron la longitud de los telómeros de los participantes al inicio del estudio, y una vez más tras cinco años.
Los hombres que realizaron los cambios integrales en el estilo de vida experimentaron un aumento promedio del 10 por ciento en la longitud de los telómeros. Entre los hombres del grupo de control, los telómeros se encogieron, en promedio, un 3 por ciento.
Además, pareció haber una relación entre la "dosis" del cambio en el estilo de vida y la respuesta del cuerpo: mientras más cambios positivos en el estilo de vida adoptaba alguien, más se alargaron sus telómeros.
"En general, nuestros cuerpos tienen una capacidad sorprendente de sanar si simplemente dejamos de hacer lo que estamos haciendo", enfatizó Ornish. "Me impresionó el dinamismo de estos mecanismos y la rapidez con que las personas mejoraron".
Los resultados del estudio piloto son promisorios, pero deben replicarse en un ensayo aleatorio de gran tamaño, aclaró Joseph Lee, genetista humano y profesor asociado de epidemiología clínica de la Facultad de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia, en la ciudad de Nueva York.
"Los participantes del grupo de intervención tenían una motivación muy alta, y mantuvieron el régimen de intervención por más de cinco años, y siguieron asistiendo a las reuniones cuando ya las reuniones no eran necesarias", comentó Lee. "Hay que ser cauto respecto a qué tan efectivos serán los cambios en el estilo de vida en una población general de gran tamaño, donde quizás el nivel de motivación no sea tan alto".
Lee también lamentó que los investigadores no revisaron rasgos de salud como el peso, el índice de masa corporal ni la presión arterial junto con la longitud de los telómeros de los pacientes.
"Por ejemplo, si los participantes del grupo de la intervención con unos telómeros de mayor longitud tuvieran una presión arterial más baja, eso hubiera sido mucho más interesante", señaló Lee. "Aunque quizás no sea estadísticamente significativo debido al pequeño tamaño de la muestra, hubiera sido informativo".
El estudio no buscaba medir si los cambios en el estilo de vida ralentizaban el avance del cáncer de próstata.
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTES: Dean Ornish, M.D., founder and president, Preventive Medicine Research Institute, and clinical professor, medicine, University of California, San Francisco; Joseph Lee, Ph.D., human geneticist, and associate professor, clinical epidemiology, Columbia University Mailman School of Public Health, New York City; Sept. 17, 2013, The Lancet Oncology, online
HealthDay
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