Centro de Psicología y Terapias Alternativas de Tomares y Sevilla.

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martes, 19 de febrero de 2013

SITUACIÓN DE LAS PERSONAS MAYORES Y DEL ENVEJECIMIENTO ACTIVO EN ANDALUCÍA

Autor: Miguel Ángel Reche Pozo

  

La población andaluza registra hoy día los niveles de envejecimiento más elevados de su historia. Las razones a las que ha llevado a esta situación son los bajos índices de fecundidad, que se ha reducido a la mitad en década y media (1977 a 1992), siendo todavía baja, y la esperanza de vida no deja de aumentar, se ha duplicado con creces en un siglo.
Aunque Andalucía no se caracteriza por ser una de las comunidades autónomas españolas más envejecidas demográficamente, el grado de envejecimiento demográfico resulta muy dispar de unas provincias a otras. Córdoba y Jaén poseen proporciones tanto de personas mayores de 65 años como de mayores de 80 años superiores a las promediadas en el país. También es un hecho que el número de personas mayores que viven en el medio rural es superior a la población mayor de las ciudades, y que entre el grupo de población de personas mayores existen muchas más mujeres que hombres.
No obstante, el envejecimiento supone un fenómeno que ha de afrontarse más allá de su componente demográfico. Es un logro y una oportunidad que no se debe desaprovechar. Tradicionalmente las personas mayores han sido vistas como las que envejecen. Todavía subsisten prejuicios, estereotipos y actitudes negativas hacia las personas mayores: Son vistas, aunque cada vez menos, como una carga familiar y social. Sin embargo, tienen que verse como personas capaces de asumir responsabilidades, con capacidad de participar en la vida social, económica y cultural. Ello implica que los conceptos sobre la vejez y los roles que las personas mayores desarrollan tienen que cambiar, e incluso ya están cambiando.

Por lo tanto, ligar persona mayor a pasividad o a retirada es un error de apreciación cuya subsistencia en la sociedad no es admisible. Estos perfiles de las personas mayores son anticuados y obsoletos que no corresponden con la realidad. La redefinición del concepto de persona mayor se tiene que realizar desde todos los ámbitos de la sociedad y muy especialmente en los medios de comunicación, por cuanto se ha evidenciado que las personas mayores aparecen poco en estos medios y cuando aparecen lo suelen hacer recubiertos de un ropaje plagado de estereotipos y clichés. Se usan términos que conducen a los terrenos del paternalismo o de la sobreprotección (abuelo, abuelete, nuestros mayores, ancianos, viejo, viejetes...). Las personas mayores de 65 años son uno de los sectores que más contenidos audiovisuales consume a través de la televisión, por lo que este medio puede contribuir de manera eficaz a la visibilidad del colectivo, a la traslación de contenidos formativos e informativos relacionados con la salud, el ocio, el aprendizaje a lo largo de toda la vida, etc.

Por tanto, cómo se indica en el Libro Blanco “el concepto de envejecimiento activo nos propone considerar a las personas mayores como un miembro más de nuestra sociedad, necesitadas, como cualquiera, de apoyo para envejecer de modo satisfactorio pero, a la vez, capaces, como cualquiera, de contribuir al bienestar y desarrollo colectivo. Hablar de envejecimiento activo aludiendo más a las personas mayores, como solemos hacer en la actualidad, tiene que ser tan sólo una práctica transitoria: la clave para hacer del envejecimiento activo una oportunidad de desarrollo y bienestar está en incluir a toda la población andaluza en los esfuerzos para promover esta forma de envejecer”.

La definición más extendida y quizás la mejor de “envejecimiento activo” es la postulada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que lo define como “el proceso por el que se optimizan las oportunidades de bienestar físico, social y mental durante toda la vida, con el objetivo de ampliar la esperanza de vida saludable, la productividad y la calidad de vida en la vejez”. Esta definición no sólo contempla el envejecimiento desde la atención sanitaria, sino que incorpora todos los factores de las áreas social, económica y cultural que afectan al envejecimiento de las personas.

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